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kaguya

5 mentiras sobre la familia

1) El modelo natural de familia es el de un hombre y una mujer casados, con varios hijos.

Esta mentira, como suele ocurrir, se cimenta sobre otra, igualmente antigua, pero mucho más sutil: desde la revolución industrial, en la sociedad occidental se ha estado asociando la figura de la mujer con “lo natural”, mientras que la del hombre se liga con “lo artificial”. Se concibe a hombres y mujeres, no como iguales, sino como complementarios el uno de la otra, y por tanto, existe la creencia generalizada de que el matrimonio “natural” sólo puede estar formado dos personas de sexos distintos.

No obstante, a lo largo de la geografía y la historia mundiales, han existido muchos otros tipos, sino de matrimonios, sí de familias. Es sabido que en la Grecia clásica, la homosexualidad entre los varones era una tendencia generalizada, hasta el punto de que las leyes obligaban a los hombres a tomar esposas para reproducirse. También se sabe que en la época actual, las leyes musulmanas permiten que un hombre contraiga matrimonio con varias mujeres (poliginia), siempre que pueda mantenerlas a todas.

Algo más exótica nos resulta la costumbre de algunas regiones chinas, en las que una mujer se casa con varios hermanos (poliandria) y es esposa de todos ellos: Sin embargo, es igualmente ilustrativa respecto a lo que quiero decir.

Sin ir más lejos, la sociedad occidental, avanza hacia un modelo de familia en el que las uniones matrimoniales tienden a estar limitadas en el tiempo, debido a lo cual, un solo hijo puede tener varios padres y madres “adoptivos” a lo largo de su infancia, sin perder por ello el contacto con los biológicos.

Podemos concluir, por tanto, que no existe un modelo “natural” de familia, pues si esto fuera así, se trataría de un comportamiento generalizado para toda la especie humana en cualquier lugar y tiempo.

2)Sólo puede ser considerada como “matrimonio” la unión entre un hombre y una mujer.

A mi me gustaría ir un poco más lejos. Sólo puede ser considerada matrimonio “la unión entre un hombre y una mujer que haya sido bendecida por Dios y por la Iglesia a través del sagrado sacramento del idem”. Y así obtenemos la definición exacta para las personas católicas.

Para los que no somos católicos, en cambio, es posible encontrar una definición de matrimonio no cortada según patrones sexistas y de discriminación según el género de ambos contrayentes. En lugar de “hombre y mujer” digamos “dos personas”. Y a ver quien es el guapo, o la guapa, que se atreve a decir que una mujer y un hombre no son dos personas.

Aun voy más lejos. Aceptaría como matrimonio “la unión de personas”, sin especificar el número. Después de todo, si hay tres personas que desean casarse y fundar una familia ¿Quién soy yo para decirles que su modo de ver la vida no es el adecuado? Total, no hacen daño a nadie ¿verdad? ¡Viva el amor libre!

3)El hecho de que las uniones homosexuales sean legales y se llamen matrimonio, perjudica a los matrimonios heterosexuales.

O, lo que es lo mismo: el que los maricones y las bolleras puedan casarse en las mismas condiciones que la gente decente, es un insulto para los honorables heterosexuales, que se están viendo colocados en el mismo saco que esos asquerosos pervertidos.

Bien, el hecho de que las personas homosexuales puedan casarse, no implica que sea obligatorio ser gay o lesbiana para contraer matrimonio. Todos aquellos heterosexuales que lo deseen podrán continuar celebrando bodas como hasta ahora. Sobre lo otro (me refiero a eso de que llamar a “esa unión contra natura matrimonio rebaja el valor del propio matrimonio como institución”), no me parece necesario hacer ningún comentario más.

4)Para que la educación de un niño sea completa, debe tener modelos de referencia paternos y maternos.

Casi dan ganas de decir: “¿y las niñas no los necesitan? ¿Es que son mas listas y nacen con los modelos ya incluidos en su código genético?”. Pero esa no es la cuestión.

Yo no soy psicóloga, ni psiquiatra, ni pedagoga, ni tampoco demasiado lista. Pero tengo amigas y amigos que perdieron a su padre o a su madre a edades muy tempranas, y que han crecido con sólo la figura paterna, o solo la materna, y sin embargo, han llegado a ser adultos normales, y nada confusos. También conozco a personas homosexuales, que se han criado en familias heterosexuales, y al llegar a la edad adulta, tampoco se sienten extraños: saben perfectamente lo que quieren.

Una vez más, el problema de fondo es sólo el problema del género. En nuestra sociedad occidental, hay ciertos comportamientos que se asocian a mujeres y niñas, y otros que se asocian a hombres y niños, y existe la creencia de que esos comportamientos no son aprendidos, sino que su origen radica en la naturaleza misma del sexo de las personas. Las mujeres tienes que ser siempre femeninas, los hombres, tienen que ser siempre masculinos, y todo lo que se desvíe de ahí es una “rareza” o una “enfermedad”.

Es por ellos que, en ciertos sectores de la sociedad, existe el miedo de que, si una niña o un niño no se crían en hogares “heterosexuales”, es posible que se vuelvan “raros” o “enfermos”, y comiencen a actuar en contra de sus propias “naturalezas” masculinas o femeninas.

Tengo dos buenas noticias para estas personas: por una parte, los niños y las niñas, siempre tendrán modelos masculinos y femeninos a su alrededor: en la escuela, los abuelos y las abuelas, los vecinos, en la televisión… La segunda buena noticia es que los géneros no van asociados al sexo, sino que son comportamientos que se aprenden por imitación desde el principio de la vida, por tanto, si una niña sale con el carácter un poquito fuerte (marimacho), o un niño resulta ser un poco demasiado sensible (afeminado), no tienen por qué preocuparse. Ni son raros, ni están enfermos: simplemente son y se comportan como a ellos les gusta ser.

5)Los hijos adoptivos de matrimonios homosexuales, serán ridiculizados por sus compañeros en la escuela.

Es posible que esto ocurra al principio, aunque hoy en día, las personas homosexuales empiezan a estar bien integradas en la sociedad y se les considera como “desviados” cada vez menos (no digo que hayamos llegado a la total igualdad y aceptación ¿eh?), así que también podría no darse el caso.

De cualquier manera, cualquier niña o niño, adoptado o adoptada, siempre será diferente de la mayoría de sus compañeros o compañeras, que probablemente serán hijos biológicos de sus padres legales. Y si no se meten con ellos por eso, lo harán porque llevan gafas, porque son gordos, porque son delgados, porque son bajitos o altos, o por tener las orejas grandes.

La solución a tanta humillación, por tanto, no pasa por impedir que hayan padres y madres homosexuales, sino por educar mejor a los niños, para que aprendan a aceptar las diferencias de los demás.

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